RONDA II
Miguel Ángel Curiel
Otro año más estas Linarias de abril, antes de que vuelva llover, y de que se vuelva a cerrar el cielo nocturno con la bruma. En esas aberturas de nubes, en esos claros celestes Linarias de abril, o esas semillas luminosas que el sembrador nocturno lanza al cielo hasta que se ilumina el semblante, y la alegría vuelva con su luz verdadera al rostro de un hombre sumido en la pobreza. —Y era esta mi riqueza, una de ellas— y por eso abría el cofre de las ilusiones, y el sembrador de Linarias era generoso. ¿Y no se llaman así esas pequeñas flores de color naranja que brotan en los prados hacia estas fechas? De nuevo una correspondencia entre lo que es y lo que no es, un hilo tenso que fácilmente se rompe cuando alguna palabra de más sale de la boca: Linarias de abril para este insomnio. En la ventana que chocaron las ventiscas y la lluvia, así estas ventiscas de brasas celestes más alejadas.
Mar Benegas
el cálamo abierto, tinta blanca que se encrespa
hablas de un hombre pobre que sorbía semillas
se bebía la claridad como un señuelo blanco
hablas de un hombre pobre que se cae hacia abajo
que es una simiente y un tallo que puja
resquebrajando la sequedad del estío
partiendo los terrones, abriéndose, con un impulso acuoso
hablas de un hombre pobre
y parece enterrado pero está más vivo que nosotros
y un color naranja lo cubre todo, ciego y naranja
como el sol de mediodía
hablas de un hombre pobre, pero no se llama a la estación
no puedes llamarla, y el hombre pobre florece
reventando ante nuestros ojos, y queremos nombrarlo
pero solo suena, la palabra primavera.
Foto: Pierre Pellegrini
NOTA: para leer al completo "sucesivo lugar": AQUÍ
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